Por: Pablo Andrés Muñoz Castrillón
Fotografías: Milcíades Jiménez Cuellar.
Soy un antropólogo y documentalista nacido en las orillas del río Magdalena en Colombia. Durante años, soñé con hacer una película que recorriera el río desde su nacimiento hasta su desembocadura. Escribí varios proyectos que carecían de sentido y espíritu narrativo. Viajé a muchas geografías ribereñas, hablé con cientos de personas y grabé numerosas locaciones en un proyecto llamado “Pueblos de Río”. Paralelamente, inicié una maestría en antropología visual y cine etnográfico, siempre con la misma pregunta en mente: ¿qué contar del universo del río?
En esta búsqueda, regresé a mi región y encontré la vereda Bocas de Barbacoas, en el municipio de Yondó, Antioquia. Un pueblo pobre y olvidado que recientemente ha sido reconocido como área protegida. Allí, la comunidad vive de la pesca y depende del agua y el clima. Me pregunté sobre la producción social del espacio, es decir, la relación entre ser humano, naturaleza y el Estado.
Esta investigación presentó diversos retos, ya que estaba concebida bajo las metodologías de la antropología visual y la producción audiovisual. La idea era realizar una película documental que mostrara los hallazgos del trabajo de campo y me dejara el insumo para hacer mi primer largometraje documental. Este enfoque ofrecía ventajas como el acercamiento a la comunidad, la autorrepresentación, el aporte a la memoria colectiva y reflexiones metodológicas.
En el pasado, realicé documentales que impactaron algunas veredas de pescadores del Magdalena Medio. Películas como “Paticas de Pescao” (2017) y “Yuma” (2020) se convirtieron en referentes de la producción audiovisual de la región. Para este proyecto, las imágenes cobraron gran relevancia. La configuración del territorio y su declaración como área protegida crearon imaginarios y visualidades específicas sobre la vereda. El documental buscaba explorar estas representaciones del espacio producido.
Acercamiento y negociación
Desde 2019, comencé a acercarme a esta vereda, primero con un ejercicio de retrato fotográfico y luego con un scouting para una película de ficción de un amigo. Estos contactos iniciales facilitaron mi regreso para la investigación de maestría. Realicé dos viajes en julio y octubre de 2022, donde conversé con Enrique Salguero, presidente de la Junta de Acción Comunal, y otros pobladores de la Asociación de Pescadores de Bocas de Barbacoas. Siempre llevé una cámara fotográfica y manifesté mi intención de desarrollar una investigación y realizar una película documental.
El presidente de la Junta de Acción Comunal destacó la importancia del proyecto para su proceso organizativo y sugirió consultar a los demás habitantes para obtener su aprobación. Se solicitó una carta de presentación y una explicación clara de los objetivos de la investigación. No hubo resistencia significativa y se acordó entregar los productos de la investigación para uso de la comunidad.
Entrada al campo y retos de filmación
Para la investigación, realicé cuatro viajes, consolidando relaciones que resultaron en una carpeta de producción y la escritura de la tesis. Desde el primer día, la cámara estuvo presente registrando la vida cotidiana, las fachadas de casas, los animales y capturando sonidos. Estas actividades permitieron que la comunidad comprendiera el trabajo y se establecieran cortas conversaciones. Organizamos una proyección de mis documentales previos, lo que generó interés y participación. Personajes como Manuel Mahecha, Yohaira Velásquez, Omar Gómez y Enrique Salguero se convirtieron en claves para profundizar la investigación sobre la producción social del espacio. Este enfoque permitió explorar aspectos íntimos de sus vidas y relaciones con el territorio.
A pesar de los beneficios de estos acercamientos, también surgieron problemas organizativos dentro de la vereda. Las diferencias de liderazgo influyeron en la convocatoria de la comunidad para actividades como grupos focales y cartografías sociales. Intenté mantener un rol imparcial para no afectar las relaciones con la comunidad. Sin embargo, la cámara fue bienvenida en diferentes espacios, ayudando a configurar el concepto de territorios visuales y mostrando detalles emocionales y posturas frente al territorio.
Los desafíos técnicos durante la filmación fueron significativos. En los cuatro viajes, que sumaron 14 días, solo un día tuve apoyo técnico adicional. Me encargué de la cámara, el sonido, las notas y las conversaciones. El día con apoyo adicional logramos tomas aéreas con un dron, generando gran curiosidad entre los habitantes. Las dificultades con la energía eléctrica se resolvieron con una planta de gasolina, aunque esto ralentizó las actividades. La investigación se centró en dos momentos clave: responder a las preguntas de la maestría sobre la producción social del espacio y la relación de los habitantes con el agua, el tiempo y el clima. Este proceso inspiró la idea de producir “La Creciente”, una película que retratara cómo la gente convive con el agua dentro de sus casas en ciertas épocas del año.
Felicidades a todo el equipo de Eskala films, indudablemente hay una necesidad de retratar e interpretar la realidad para crear nuevos espacios de reflexión en las comunidades. De igual forma, nos permiten conocer la maravilla de la gente y su relación con la naturaleza. Muchas gracias!!